Por Lidia Vilariño
La decisión de escribir mi primer post es porque me preocupan las niñas, que son además, nuestras futuras mujeres. Aún no soy madre, pero en The Modern Kids creemos que la protección de la infancia es fundamental y de ahí el tema de hoy.
La decisión de escribir mi primer post es porque me preocupan las niñas, que son además, nuestras futuras mujeres. Aún no soy madre, pero en The Modern Kids creemos que la protección de la infancia es fundamental y de ahí el tema de hoy.
Os cuento… He pasado unos días con la familia de mi chico. Su tía
política tiene una sobrina de 10 años, que suele pasar los fines de semana y
las vacaciones con ellos. La niña, la verdad, es un encanto y todo un ejemplo
de responsabilidad. Durante un paseo todos juntos aproveché para preguntarle
muchas cosas… ¡Defecto profesional! Que qué ve en TV, que si usa las redes
sociales, que si tiene móvil, que con qué juega… A cada pregunta seguía un ¿y
tus amigas?
En un determinado momento comenzó a hablarme de una niña de su clase
que con 10 años estaba a dieta para entrar en un vestido que le estaban
confeccionando para una boda. La niña, me dijo: “¡Está más delgada que yo!
Subrayo el hecho de que mi interlocutora es un palillito por su constitución.
No es algo que, desgraciadamente, me sorprenda. Todo lo contrario.
Últimamente he leído mucho sobre la hipersexualización de la infancia . Este
hecho afecta a niños y niñas pero sobre todo a las niñas. Niñas a las que
hacemos crecer antes de tiempo vistiéndolas con ropas y complementos que no se
corresponden a su edad. Niñas que, como auténticas lolitas, han protagonizado campañas de publicidad posando como mujeres
adultas. Niñas que
juegan con muñecas hiper maquilladas o que ven series de TV en las que el
único argumento es gustar a alguien. Niñas, al fin y al cabo, que dejan la
infancia demasiado pronto y que asimilan el rol y el comportamiento estereotipado
del objeto sexual. Que buscan que las vean atractivas y que, para ello, no
dudan en ponerse a dieta si es necesario. Porque lo que está de moda, el
canon que impera, es la niña alta y espigada alejada de las redondeces de la
infancia.
Cada cierto tiempo, la hipersexualización de las niñas aparece en los
medios de comunicación. La última polémica ha venido de la mano de la casa Dior
que ha fichado a una modelo de tan solo 14 años por 265.000 dolares. Sofía Mechetner desfiló con su
1,77 hace unos días en la Semana de la Moda de París, vestida tan sólo con una
túnica que insinuaba su aún creciente pecho.
Por supuesto que esto no es algo nuevo. En el año 2007 la Asociación de Psicología Americana (APA)
publicó un informe
en el que ya se denunciaba esta tendencia sexualizadora de la infancia. Hace
dos años, la psicóloga Olga Carmona explicaba en la web de
crianza Bebes y Más que dicho estudio “reflejó que las niñas, a partir
de los 4 años son bombardeadas con modelos de éxito social que triunfan en
la vida por tener aquellos atributos físicos que el mercado impone, no por
cualidades personales ni profesionales.” Es decir “que la
sexualidad acaba por excluir otros aspectos de la personalidad y se convierte
en el único parámetro válido para juzgar la valía de un individuo.
Y si la hipersexualización no es algo nuevo, ¿por qué no acabamos con
ello? Desde hace varios años ya se están aplicando medidas por parte de algunos
gobiernos. En Francia, por ejemplo, los concursos de belleza
dirigidos a menores de 16 años están prohibidos desde 2.012. En Reino
Unido se han propuesto otras medidas, como tapar las portadas de revistas
eróticas que pudieran estar a la vista de los niños o la eliminación de los
anuncios con contenido sexual dentro del horario infantil. Sin embargo la protección de la
infancia, y sobre todo la de las niñas ha de partir de todos: no solo del
gobierno, también de la industria de la moda y de la TV, de la publicidad, de
las jugueteras… Y de los padres. Porque si no es posible evitar este bombardeo,
mostremos a nuestros hijos e hijas que hay otros valores. Al fin y al
cabo, los niños aprenden por imitación y el primer modelo somos (o seremos) sus
padres.
Para saber más.
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