El debate sobre los peligros del marketing dirigido a los
niños de la corporación más conocida de comida rápida se ha reabierto en los
últimos días, precisamente de la mano de una niña de nueve años. Recientemente
se ha celebrado la junta general de McDonald’s en la que lo más destacado fue
la intervención de Hannah Robertson, de nueve años e hija de una activista en
materia de nutrición en EEUU, en la que acusó a la compañía de engañar a los
niños para que coman comida basura. Por todos es conocida la extensiva campaña
publicitaria de McDonald’s y, especialmente sus estrategias dirigidas a los
niños: un menú infantil con juguete incluido, zonas de juego, spots de
televisión específicos y el icónico payaso Ronald McDonald. ¿Engaña realmente
McDonald’s a los niños a través de su marketing dirigido a este público?
Mientras que otras cadenas de comida rápida pueden resultar
igualmente determinantes en términos de obesidad infantil, McDonald’s se
encuentra en el punto de mira debido a su papel protagonista en el mundo de la
comida procesada, a pesar de sus intentos de adaptar sus menús a nuevos estilos
de vida saludables. Pero ¿es este el único motivo de estos ataques o es que su
estrategia publicitaria es especialmente feroz? El CEO de la compañía
respondería a esto de igual manera que respondió ante la crítica: “Ronald no es
malo… es divertido, es un payaso”. Todo esto nos lleva a plantearnos si el
problema reside en unos padres que se ven incapaces de mediar el bombardeo
publicitario de McDonald’s para sus hijos o si realmente los niños se sienten
manipulados.